cúpula visible de Meano (y la invisible: RevistaURnº2); domo transparente de Foster en Berlín tras la unificación de Alemania; el Reichstag antes del putsch nazi (la globalización parlamentarista SXIX incluía las cuádrigas además de las cúpulas), y el mismo edificio envuelto-reprimido por Christo en 1995.
Alguno perpetra una ópera que reproduce los vaivenes y zozobras del espíritu humano, igual que una cachimba de agua los trinos del ruiseñor, y ¡ah, el arte! Llevad a la gente fuera del teatro, a la calle, y ¡ay, qué mísera realidad! Olvidan a su Dios por culpa de sus malos copistas. De la creación, que a cada instante vuelve a procrearse, ardiente, bullente y radiante, en torno a ellos y en ellos mismos, no escuchan ni ven ninguna cosa. Van al teatro, leen poesías y novelas, remedan las muecas en sus rostros, y de las creaturas de Dios dicen: ¡qué triviales! Los griegos sabían lo que estaban diciendo al contar que la estatua de Pigmalión había cobrado vida, pero no había tenido hijos. Y los artistas, tratando a la naturaleza como hacía David, que en septiembre, cuando de la prisión de la Forcé arrojaban a la calle los cuerpos agónicos de los que allí mataron, los dibujaba a sangre fría, diciendo: capturo los últimos tiritones de la vida en estos malvados. (Llaman a Dantón desde afuera). Camilla: -¿Y tú qué dices, Lucile? Lucile: -Yo, nada. Me gusta tanto verte hablar. Camilla: -¿Y me escuchas también? Lucile: -Ay, sí, desde luego. Camilla: -¿No tengo razón? ¿Y sabes también qué cosa he dicho? Lucile: -No, la verdad, no." G. Büchner, La muerte de Dantón.
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