¿Cómo puede hablarse hoy en día de histeria? El D.S.M. III-R ha descartado el
término, para retener sólo la noción de «síntoma de conversión», más
clara y precisa... Los famosos síntomas de las histéricas
de Charcot han ido desapareciendo poco a poco, aunque cabe preguntarse
si la histeria no se ha desplazado al campo social. Por un lado,
tenemos entonces el rechazo de la denominación; por el otro, el cambio
de significación, con la duda de que sea una neurosis. Habrá que ver cuáles son las razones de esta
crisis, y qué es lo que se juega en ella. Sin duda se puede hablar de
síntoma de conversión somática: Como
lo indica su etimología, es symptoma lo que cae junto, lo que llega al
mismo tiempo.. Ahora bien, lo propio del síntoma de conversión calificado de
histérico es que está sujeto a un cambio doble, que cuestiona esa
relación de necesidad. Para empezar, de ninguno de estos síntomas se
puede decir que es típico, puesto que además lo acompaña regularmente su
contrario. Así, hay risa & llanto, depresión &
euforia, frialdad emocional & calor del verbo. En cuanto a la memoria,
amnesias & recuerdos detallados. En cuanto a los estigmas sensoriales,
hiperestesia & anestesia (según una disposición que no corresponde a la
anatomía nerviosa), apatía & volubilidad, mutismo & inclinación al
rumor, ceguera & alucinación, .. En cuanto a los trastornos motores, tics, clownismo,
convulsión epileptoide & parálisis, contractura. Pero a esta
inestabilidad en la desmesura la acompaña otra de orden temporal. Hacer
la historia de la histeria es atribuirle síntomas en cambio constante.
No hay una relación necesaria entre la histeria y los signos que produce
ante la mirada de los espectadores... y de los historiadores. No
obstante, esos síntomas no sobrevienen al azar; por el contrario, parece
determinarlos la probabilidad que tengan en cada período de atraer la
atención y despertar la inquietud, no de la opinión común, sino de los
expertos que por su saber constituyen el sostén del poder: médicos, filósofos, teólogos, inquisidores. En virtud de una duplicidad siempre inasible, de la movilidad de la máscara misma, la apuesta histérica es, en efecto, confundir los hábitos de pensamiento admitidos socialmente, desordenar los puntos de referencia del saber universitario, mostrando sus límites, sus avatares y sus obstáculos
[Sophie Delaporte]
los 4 discursos, los 4 discursos
[Sophie Delaporte]
los 4 discursos, los 4 discursos
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