Construcción: "Solamente el curso posterior del análisis nos faculta para decidir si nuestras construcciones son correctas o inútiles. No pretendemos que una construcción sea más que una conjetura que espera examen, confirmación o rechazo. No pretendemos estar en lo cierto, no exigimos una aceptación... ni discutimos una negación. En resumen, nos comportamos como una figura familiar en una de las farsas de Nestroy: el criado que sólo tiene una respuesta en sus labios para toda pregunta u objeción: «Todo se aclarará en el curso de los acontecimientos futuros.» http://mediacionartistica.files.wordpress.com/2013/01/construcciones-en-el-analisis.pdf

viernes, 9 de noviembre de 2012

representación-proyección (una analogía)

No perturbaba por las noches el sueño de sus padres, obedecía a las prohibiciones de tocar ciertos objetos o entrar en ciertas habitaciones, y no lloraba nunca cuando su madre le abandonaba por varias horas..  El excelente chiquillo mostraba sólo la perturbadora costumbre de arrojar lejos de sí, a un rincón del cuarto, los pequeños objetos de que podía apoderarse. Mientras .. solía producir, con expresión interesada y satisfecha, un  sonido, o-o-o-o, que, a juicio de la madre y mío, significaba lejos (fort) -un juego inventado por el niño para jugar con ellos a estar lejos. Más tarde presencié algo que confirmó mi suposición. El niño tenía un carrete de madera atado a una cuerdecita, y teniéndolo sujeto por el extremo de la cuerda, lo arrojaba con gran habilidad por encima de la barandilla de su cuna, haciéndolo desaparecer detrás de la misma. Lanzaba entonces su significativo o-o-o-o, y tiraba luego de la cuerda hasta sacar el carrete de la cuna, saludando su reaparición con un alegre «aquí» (da). Este era, pues, el juego completo: desaparición y reaparición, juego del cual no se llevaba casi nunca a cabo más que la 1º parte, la cual era incansablemente repetida por sí sola, a pesar de que el mayor placer estaba indudablemente ligado al 2ºacto.

 Nuestro interés se dirigirá ahora hacia otro punto. La marcha de la madre no era de ningún modo agradable ni indiferente, para el niño. ¿Cómo [entender] que el niño repita como un juego el suceso penoso para él? Se querrá quizá responder que la marcha tenía que ser representada como condición preliminar de la alegre reaparición y que en esta última se hallaba la verdadera intención del juego; pero esto queda contradicho por la observación de que la 1ºparte, la marcha, era representada por sí sola como juego y, además, con mucha mayor frecuencia que su regocijado final.
..  se experimenta la impresión de que ha sido otro el motivo por el cual el niño ha convertido en juego el suceso desagradable. En éste representaba el niño un papel pasivo, era el objeto del suceso, papel que trueca por el activo repitiendo el suceso, a pesar de ser penoso para él como juego. Este impulso podría atribuirse a un instinto de dominio, que se hace independiente de que el recuerdo fuera o no penoso en sí. Puede intentarse también otra interpretación diferente. El arrojar el objeto de modo que desapareciese o quedase lejos podía ser asimismo la satisfacción de un reprimido impulso vengativo contra la madre por haberse separado del niño y significar el enfado de éste: «Te puedes ir, no te necesito. Soy yo mismo el que te echa.»


 Agregaremos que la imitación y el juego artístico de los adultos, que, a diferencia de los infantiles, van dirigidos ya hacia espectadores, no ahorran a éstos las impresiones más dolorosas -así en la tragedia-, las cuales, sin embargo, pueden ser sentidas por ellos como un elevado placer. .. Es éste el origen de la proyección, a la que tan importante papel está reservado en la causación de procesos patológicos. 

[esfinge; M.Ernst, Una semana de bondad]

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