Jugar la muerte es proyectarla hacia afuera, simbolizarla como acto
singular donde lo imposible se posibilita como ficción y representación.
Al hacerlo, el niño experimenta lo que podríamos denominar una doble
muerte: la muerte de la vida –hace de cuenta de que muere– y la muerte
de la muerte –hace de cuenta que revive–. En estos juegos el niño
transita en una dialéctica en suspenso: suspendido entre la vida y lo
mortal. Entre el movimiento y lo inmóvil, los niños juegan en el
intersticio. Jugar a la muerte es romper la certeza que ella conlleva e
introducir la duda en su fecunda veracidad. Es pensarla, perder el miedo
y resignificarla con imágenes, fantasías que procuran representarla en
la ficción...
Cuando un niño no puede jugar a su propia muerte, porque no puede hacer
de cuenta que está muerto o porque se inhibe e inmoviliza por el
espanto, no sólo no puede pensar en ella sino que está impedido de tomar
distancia y separarse de lo mortal: al no representar la muerte, ella
se presentifica en la inhibición, el bloqueo corporal, la inestabilidad
psicomotriz o la organicidad.
como bien se sabe, toda representación disminuye la leyenda.
representaba un aprendizaje inigualable; se trataba de una enfermedad
que daba tiempo para morir, y que le daba a la muerte tiempo para vivir,
tiempo para descubrir el tiempo
[Jen Poon, Dead Boo; foto o collage o noseqé de Th. Hirschhorn]
PROYECTOS: como los que la arquitectura profesional presenta-vistos extensivamente: desiderativo-defensivos (transferencias varias: arte, amor, guerra, política), ofrecen representaciones duales: (enlaces-encierros, discurso-censura): escenas de unidad o separación violentas:"cuando un individuo compite en su proyecto con el de otro... y no pudiendo huir ni luchar: se inhibe -en el hombre esto se acompaña de angustia y profundos cambios orgánicos" (en "Mi tío de América", de A. Resnais)
Construcción: "Solamente el curso posterior del análisis nos faculta para decidir si nuestras construcciones son correctas o inútiles. No pretendemos que una construcción sea más que una conjetura que espera examen, confirmación o rechazo. No pretendemos estar en lo cierto, no exigimos una aceptación... ni discutimos una negación. En resumen, nos comportamos como una figura familiar en una de las farsas de Nestroy: el criado que sólo tiene una respuesta en sus labios para toda pregunta u objeción: «Todo se aclarará en el curso de los acontecimientos futuros.» http://mediacionartistica.files.wordpress.com/2013/01/construcciones-en-el-analisis.pdf
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