No lo pueden enmascarar. Es como el miembro fantasma. Son personas que escuchan sonidos que no existen, que están en su cerebro. Estamos tratando de encontrarle una cura a la percepción fantasma y entender por qué se genera. Es un enigma interesante.”
hacia el final de su ensayo sobre Kafka, Benjamin se detiene en la figura de los estudiantes que aparecen en los relatos kafkianos como “representantes de una raza que tiene particularmente en cuenta la brevedad de la vida”; como extraños seres “que no duermen”, emparentados aquí con los “ayudantes” y con los “locos”. Entre un texto y otro –entre “La vida de los estudiantes” y “Franz Kafka”– han pasado casi veinte años y la universidad ha quedado para Benjamín definitivamente atrás, pero se trata siempre de aprehender el secreto de una forma de vida donde se anega todo “trabajo productivo” (en sentido marxiano, es decir como subordinado a la plusvalía capitalista), y donde la lógica social de la producción de mercancías y reproducción de la vida se interrumpe, pues la consagrada al estudio es una existencia que no prepara para la familia ni para el ejercicio de ninguna profesión.
Tal vez sea éste el descubrimiento
freudiano más valiente e inquietante para la micropolítica de la ciudadanía: tiempo y no contradicción no son principios válidos en el continente del Ello . Y esto es como admitir que la identidad allí no rige; o no nos es útil para comprender y percibir a las fuerzas primordiales que desde este continente operan. Un ejemplo cotidiano arriba a la superficie del yo a través de los sueños. Mientras duerme, el ciudadano puede, por ejemplo, encontrarse en 2ciudades al mismo tiempo (decimos: no es que pueda desplazarse de una ciudad a otra, sino que está en ambas a la vez), o puede ser persona y animal simultáneamente, o un agricultor de los campos de maíz que crecen en la luna. El discernimiento y principium individuationis del que deriva, es decir, la operación mental que nos permite segregar un objeto de otro, sencillamente aquí no funciona.
freudiano más valiente e inquietante para la micropolítica de la ciudadanía: tiempo y no contradicción no son principios válidos en el continente del Ello . Y esto es como admitir que la identidad allí no rige; o no nos es útil para comprender y percibir a las fuerzas primordiales que desde este continente operan. Un ejemplo cotidiano arriba a la superficie del yo a través de los sueños. Mientras duerme, el ciudadano puede, por ejemplo, encontrarse en 2ciudades al mismo tiempo (decimos: no es que pueda desplazarse de una ciudad a otra, sino que está en ambas a la vez), o puede ser persona y animal simultáneamente, o un agricultor de los campos de maíz que crecen en la luna. El discernimiento y principium individuationis del que deriva, es decir, la operación mental que nos permite segregar un objeto de otro, sencillamente aquí no funciona.
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