Construcción: "Solamente el curso posterior del análisis nos faculta para decidir si nuestras construcciones son correctas o inútiles. No pretendemos que una construcción sea más que una conjetura que espera examen, confirmación o rechazo. No pretendemos estar en lo cierto, no exigimos una aceptación... ni discutimos una negación. En resumen, nos comportamos como una figura familiar en una de las farsas de Nestroy: el criado que sólo tiene una respuesta en sus labios para toda pregunta u objeción: «Todo se aclarará en el curso de los acontecimientos futuros.» http://mediacionartistica.files.wordpress.com/2013/01/construcciones-en-el-analisis.pdf

viernes, 31 de agosto de 2018

razón y pasión, expresión y acción, soberanía y representación (máscara).

https://alejocampos.blogspot.com/2017/08/debate entra Antiguos y Modernos.html

 https://www.stoichita-la-invencion-del-cuadro-y-el-ultimo-carnaval

 En el mundo antiguo, el rostro y lo que a través de él podía saberse del hombre era interpretado conforme a un designio fijado por la madre naturaleza: a la cara de expresión bovina se le atribuían, según una ley universal, las características mansas de dicha especie. Ese procedimiento fisiognómico basado en el zoomorfismo cambia a partir de que Descartes describe la naturaleza fisiológica de las emociones en Las pasiones del alma (1649). Es entonces cuando Charles Le Brun, pintor de cámara del rey Luis XIV de Francia, aplica y formaliza esa teoría en su pintura del rostro, de manera que «los signos físicos que informan sobre el alma ya no obedecen a una ley cósmica (y mágica) a la que están sometidos todos los seres de la Creación, sino que son consecuencia de las leyes físicas internas del animal humano. Los signos dejan de obedecer a una ley universal y se abrigan en la intimidad de nuestros cuerpos»[2]. Concebida como una estrategia de poder político que el absolutista Rey Sol impulsa para extender las razones del dominante mediante el dominio de la razón, la operación estética implica un cambio sustancial en el modo de interpretar lo que vemos: a la tradición mítica se impone la verdad de lo demostrable y lo http://www.conlosojosabiertos.com/la-academia-las-musas/
científicamente patente. Toda expresión gestual tiene, por tanto, su origen correspondiente en la interioridad del ser humano. Pero las certezas no durarán, pues a la época de la salvaguarda racional que fomenta el control y la legibilidad de las pasiones humanas le seguirá la época de la sospecha. A través de sus tres adalides principales, Nietzsche, Marx y Freud —como señalara el filósofo francés Paul Ricoeur—, sabemos que lo oculto ya no se manifiesta inequívocamente en lo visible. No hay garantía de conocer con seguridad la relación entre lo que vemos y su escondida profundidad... el profesor responde: «Yo estoy aquí para sembrar la duda», aunque sus referencias pertenecen al mundo clásico, se ubica en el movedizo territorio de lo moderno. El narrador de la modernidad es un narrador que vacila, que no sabe, que narra un acontecimiento que no termina de entender
 http://academica/psicologia/Archivos/Descartes_pasiones&acciones.pdf  el cuerpo como máquina
http://conformi.tumblr.com/agesandro-atanodoro-e-polidoro-laocoonte-e-i  / http://conformi.tumblr.com//le-corbusier-and-pierre-jeanneret-maison-planeix
/   la bestia y el soberano  https://www.facebook.com/derechoAnimal



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