la confusión emocional sufrida, barrida bajo la alfombra
moviliza a sus buques de guerra ante un eventual ataque
disidencia disidencia
una atrocidá [no] se elimina conotra atrocidá
los informes oficiales que según es costumbre en el mar le eran regularmente transmitidos por algún insignificante subordinado, ya fuera blanco, mulato o negro, a duras penas tenía la paciencia de escucharlos, sin dar muestras de despectiva aversión. Su actitud en tales ocasiones era, salvando las distancias, un tanto parecida a la que se suponía debía ser la de su real compatriota Carlos V, justo antes de dejar el trono para partir a su retiro de anacoreta.
Esa melancólica falta de interés por su cargo se evidenciaba en casi todas las funciones propias de éste. Tan orgulloso como atribulado, no se rebajaba a dar órdenes personalmente. Si era necesario dar alguna orden especial, lo hacía a través de su sirviente, quien la transfería a su destino final por medio de correos, espabilados muchachos españoles o jóvenes esclavos, que, como pajes o peces piloto, estaban siempre a punto, moviéndose continuamente en torno a don Benito. Tanto era así que, de haber contemplado a este impávido inválido que flotaba, inapetente y silencioso, ningún hombre de tierra adentro hubiera podido imaginar que dentro de sí albergaba una dictadura fuera de la cual, mientras estuviera en el mar, no existía ningún apetito terrenal.
Así pues, el español, a la vista de su reserva, parecía ser víctima involuntaria de algún trastorno mental. Aunque, de hecho, esa reserva podía haber sido, hasta cierto punto, intencionada. De ser así, se pondría de manifiesto el patológico punto culminante de esa gélida pero concienzuda norma que, en mayor o menor grado, adoptan todos los comandantes de grandes navíos, la cual, excepto en notables emergencias, elimina por igual toda demostración de superioridad así como cualquier muestra de sociabilidad, transformando al hombre en una especie de monolito, o más bien en un cañón cargado, que no tiene nada que decir hasta que aparece una amenaza (que no dice nada mientras no se dispara -según otra traducción: H.Melville, Benito Cereno)
las hormonas son sustancias producidas por glándulas endocrinas (o también por células epiteliales e intersticiales), que actuando como mensajeros hacen activar funciones para que el organismo se adapte a diversas alteraciones.
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