la bestia y el soberano

"En la insolencia maestra de su obra, que impide cualquier clase de olvido o una lectura limitada a los círculos académicos y especializados, esa voz que grita se convierte en la mala conciencia de Francia. No es porque sea una anomalía, un monstruo, que Louis-Ferdinand Céline no deba ser celebrado como escritor nacional, sino por todo aquello que proyecta de la propia historia de la Nación, de sus ideas y de sus propios debates políticos". http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subnotas/6827-1344-2011-02-16.html http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-6827-2011-02-16.html "el ministro francés de Cultura, Frédéric Mitterrand, sacó a Céline de la lista de celebraciones nacionales previstas para 2011: dos campos se miran enfrentados: el de quienes ponen por encima de la moral la calidad literaria de Céline, y el de aquellos que piensan que no se puede, a través de lo literario, celebrar la inmoralidad del antisemitismo celiniano." http://alejocampos.blogspot.com/2009/03/vinculo-social-nuda-vida-vi-un-culo-y.html
éste Mitterrand es versiónderecha-sobrino de Françoisocialiste: otra de tantas veces que Francia está dividida en 2 campos (como en París ocupada-Vichy colaboracionista): "bajo el título de saber, en lo que respecta a la bestia y el soberano, se ordenan todos los campos teóricos y ontológicos... el saber teórico es, al menos en la figura dominante, un ver, un theôrein teatral, una mirada puesta sobre un ob-jeto visible, una experiencia óptica que apunta con los ojos a lo que está a la mano, apunta de escalpelo, y este modelo óptico puede ser una autopsia soberana, como en el caso del gran elefante al que se le hizo una autopsia ante Louis XIV durante la ceremonia de lección de anatomía de 1681... el orden del saber nunca es ajeno al del poder, ni el del poder al ver, al del qerer y al tener... un ob-jeto dispuesto ante él implica que se tengan a disposición medios y poder sobre el objeto del saber [escena del saber de la autopsia/autóptica]... la estructura de este dispositivo de saber-poder y de poder-ver soberano no es, en el fondo, revolucionada por la Revolución Francesa. Se destruyen los muros pero no se deconstruye el modelo arquitectural: la destrucción de la Casa de Fieras Real no es más que una simple transmisión de poderes, puesto que el mismo intendente del Jardín del Rey hizo transportar sus ruinas al tiempo que propuso fundar un establecimiento nuevo... una casa de fieras demócrata-popular, laica y republicana" (Derrida, La bestia y el soberano)
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