
"el fugitivo y el perseguidor llaman a la puerta con la misma desesperación" [G.Greene, El décimo hombre]
"lo que el joven Heidegger nos relata sobre la situación sociohistórica del Dasein no es más que lo que nos cuenta el último Wiitgenstein sobre nuestra situación con respecto al lenguaje -que cuando intentamos trascenderlo convirtiéndolo en metafísico nos engañamos a nosotros mismos... El joven W. -no pragmático, místico- había deseado que las oraciones fuesen imágenes más que
meros instrumentos; por el contrario el joven y pragmático H., filósofo de la irrehuible relacionalidad, se había limitado a dejarlas ser instrumentos. Pero el último y más pragmático W. se limitó a pensarlas como instrumentos por la misma època en que el último H. decidió que su pragmatismo inicial había sido una prematura entrega a "la razón... que es el más rígido adversario del pensar". Así, de acuerdo con mi lectura, estos 2 se cruzaron hacia la mitad de sus carreras en direcciones opuestas: H. retirándose del pragmatismo hacia el estado de ánimo escapista en que W. había escrito el Tractatus, intentando recuperar en el pensar el tipo de sublimidad que el joven W. había encontrado en la lógica. La dirección en que avanzaba W. le suscitó dudas radicales sobre la filosofía como fuente de conociemiento, llevándole a una concepción destrascendentalizada como forma de terapia, de techné más que de theoria... H. había comenzado con este tipo de dudas pero no fue capaz de mantenerlas, y al final se vio obligado a inventar el pensar como sustituto de la metafísica, lo que le llevó a hablar del lenguaje como una cuasi-divinidad en la que vivimos... " [R.Rorty, W. , H. y la reificación del lenguaje] http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-6608-2010-11-15.html
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