Daumier llevó a cabo la crítica más devastadora en la
forma de sátira. La caricatura, se sabe por lo menos desde Kant,
encierra
la exageración de lo característico...
"en El yo y el ello, Freud: "el yo es ante todo un ser corpóreo, no solo un ser superficial sino la proyección de una superficie".. el yo no es un mero receptor de percepciones, es también un inventario [archivo] de los procesos perceptuales mismos.. no es una superficie sino una imitación psíquica de superficies. La relación del yo con los objetos que forman su carácter es un tipo de repetición (replay) de las relaciones del ello con los objetos. En ambos casos -en la deriva del yo del cuerpo y en su derivación del ello- se petrifica una relación con el mundo: ya sea como una arquitecturalización de los movimientos del cuerpo en el mundo o como una agrupación de objetos internalizados / [archivo]" (Leo Bersani, El cuerpo freudiano)
el yo se define entonces, más que como una emanación del ello, como un
objeto al que apunta éste: la teoría de una libido orientada hacia el yo o hacia un objeto
exterior, según un verdadero equilibrio energético... vs: menosprecio y odio del yo en el melancólico, ampliación del
yo hasta fusionarlo con el yo ideal en el maníaco, etc. Finalmente,
el difícil problema del soporte energético que sería preciso atribuir a
las actividades del yo se presta a ser mejor examinado cuando se
relaciona con el concepto de catexis narcisista. Entonces el problema
estriba menos en saber lo que significa el hipotético cambio cualitativo
denominado desexualización o neutralización, que en comprender cómo el
yo, objeto libidinal, puede constituir no sólo un «reservorio» [archivo], sino
también el sujeto de las catexis libidinales que de él emanan.
[Madonna cosplays y Ana Mendieta, yoes maníaco y melancólico]
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