referencia a la famosa “máscara de Lecoq” (máscara neutra o de la calma y el silencio) a la que describió como instrumento pedagógico ideal para la liberación del cuerpo y los sentidos. Máscara que, en el escondimiento de los gestos, formula preguntas clave para el hecho teatral, pero también social: ¿qué nos une y qué nos diferencia?... La simpatía opera por identificación y se vincula con la noción de solidaridad. ‘Te enseño a tocar este instrumento como si te diera un talismán’. La empatía, en cambio, es pedagógicamente mucho más poderosa, dado que recupera la idea de cooperación”.

XVIII (pag 64): el poder de la simpatía. Tal como la entendían nuestros antepasados, no se plegaba a la máxima moral de la Biblia que manda tratar al prójimo como a uno mismo. Como observaba Adam Smith en la Teoría de los sentimientos morales: «Como no podemos tener experiencia inmediata de lo que sienten otros hombres, no podemos hacernos una idea de la manera en que les afecta pensando en lo que nosotros sentiríamos en una situación parecida.» En consecuencia, para entrar en la vida de otros hace falta un acto de imaginación. Lo mismo observa David Hume en su Tratado de la naturaleza humana: «Si yo estuviera presente en cualquiera de las operaciones quirúrgicas más terribles, no hay duda de que, antes incluso de que ésta comenzara, la preparación de los instrumentos, la disposición de las vendas, las señales de angustia y preocupación del paciente y de los asistentes, producirían en mi mente un gran efecto y me provocarían los más intensos sentimientos de piedad y terror.». Para ambos filósofos, «empatía» significaba ponerse en el lugar del otro, con toda su diferencia, antes que buscar en éste lo que lo asemeja a nosotros" (más adelante, pag.70: modelo, imitación o innovación)
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[Alicia en el país de las maravillas -ilustración de JTenniel y original de LCarroll]
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