

"Hitler era un retroceso a Atila (cuyo Stauffenberg fue el también fracasado Vigilas). En los oficiales la antigua mística estatal prusiana se combinaba con la poderosa tradición de la disciplina militar para hacer sumamente difícil el disenso. Ingleses o franceses no hubieran resuelto más fácilmente ese conflicto. En los golpes de América del Sur las condiciones subyacentes son inversas: el Estado no goza de un prestigio eqivalente.. no existe una crisis personal de lealtad o disciplina cuando se actúa para derribar a un gobierno. También ayuda, sin duda, el hecho de que es posible sobrevivir al fracaso de la intentona...
El conde Stauffenberg, por heridas recibidas en África, había perdido una mano y un par de dedos de la otra; mientras praparaba el explosivo en su portafolios, fue interrumpido y tuvo qe sacrificar la mitad de la carga. Si la explosión hubiese sido el doble de intensa, no es creíble que Hitler sobreviviera, y el [gobierno nazi hubiera caído ese día]. (J.Kenneth Galbraith, Anales de un liberal impenitente)
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