fue condenado por actos reiterados de abuso y corrupción de menores en junio de 2009. El Tribunal de Casación ratificó ese fallo condenatorio. Pero, insólitamente, le conceden una libertad sin restricciones. Nadie lo controla. Su superior, monseñor Eichnor –a contramano de las directivas del Vaticano–, lo premió revocando la restricción que le aplicara monseñor Laguna y lo autoriza a continuar dando misa y a confesar indefensos...Exigió un juicio sin jueces. Se fugó. Dilató seis años el juicio. Entorpeció. Puso obstáculos. Finalmente, fue condenado. La sentencia fue confirmada. Pero días atrás volvió a denegarse su detención, solicitada por la Fiscalía y la querella.

Está comprobado que actuó con intención de pervertir y corromper. Los mismos jueces que hallaron culpable y condenaron al compulsivo que no puede parar de transgredir, lo dejan en libertad irrestricta y sin control alguno. La Convención Internacional sobre Derechos del Niño establece la obligación de proteger a los niños contra los abusos sexuales. El Estado nacional debe velar por su cumplimiento. La mayoría de los internos en cárceles argentinas ni siquiera ha llegado a un juicio. ¿Quién protege a este poderoso desigual ante la ley? [Mondongo, serie Caperucita plastilina, y lobo-torta]
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-6040-2010-10-14.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-155525-2010-10-22.html
http://www.cuevana.com/peliculas/280/changeling/
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