Creo que mi obra se puede analizar mejor cuando se la relaciona con la realidad que con el mundo del arte. Tampoco sé qué es eso
que llamamos realidad; pero cuando estoy en un juego de ajedrez, realmente pienso en el ajedrez, no estoy pensando en Duchamp. Estoy pensando en el juego. Al hacer la pieza de las cuatro bicicletas ("Siempre hay una dirección") estaba en Roterdam, evidentemente rodeado de bicicletas e influenciado por dos semanas de estancia en esa ciudad. Ahí llevé a cabo el ensamblaje de las bicicletas. No es tan simple como decir: claro, ready-made, Duchamp, rueda de bicicleta, etc. Es muy limitado analizar la obra sólo en relación con la historia del arte. También cuando se considera que traigo conmigo mis experiencias de viaje para imponerlas en algún otro lado. Me parece extraño, porque traer consigo implica un centro, y en mi caso no existe ningún centro del cual o al cual traer nada:
no traigo o llevo nada conmigo a ningún lado. Andar por ahí significa hacer cosas por ahí. http://www.revistaotraparte.com/n%C2%BA-12-primavera-2007/conversaci%C3%B3n-con-gabriel-orozco-en-los-%C3%A1ngeles Orozco & Buchloh (noes aqí donde GO compara negativamente la potencialidad cultural de un edificio -con todos sus "costes"- frente a una obra más modesta -dibujo/pintura/etc. Igual, sorry Gaby, pero el ego
es un centro)
"El pasaje al acto homicida pone de manifiesto la caída de la escena: no hay otro al que se dirija el acto; precisamente, el sujeto ha caído del campo del Otro. En este contexto, el acto carece de sentido, no es la culminación de una secuencia de orden significante, sino una manera loca de acotar la irrupción de goce a que el sujeto se ve sometido. Un goce cuyo origen no son “las gozadas del semejante”, sino efecto de lo real". http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-166195-2011-04-14.html (fotos pintadas: GOrozco vs GRichter)
No hay comentarios:
Publicar un comentario