
Este silencio que la madre debe guardar, difícil y tenso (ella está todo el tiempo muy tentada de que se le agradezca lo que “da con tanto sacrificio”), atenúa el sentimiento de una deuda difícil de inscribir en el infans; introduce, como germen de la subjetividad, la dimensión de una duda. La madre permite la experiencia de una duda pensable para el bebé, pero imposible de ser respondida con certeza, porque la experiencia con el pecho, para que la madre pueda “darlo” y el bebé “recibirlo”, supone que –a partir de cierta cualidad en los cuidados maternos– el bebé pueda vivir una paradoja: “Este pecho no es ni tuyo ni mío, pero es, al mismo tiempo, tuyo y mío”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-161196-2011-01-27.html (esculturas Kate McDowell)
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-161198-2011-01-27.html caídas de niños en villas miseria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario