
Las crisis, depresiones, periodos de reclusión completa, etc., fueron frecuentes en la vida de Schumann y se acentuaron a partir de 1844, continuando en aumento hasta su muerte (llegando a escuchar voces y experimentar alucinaciones). Este declive psíquico se relacionó inicialmente por los historiadores del siglo XIX con la sífilis (o con el desastroso tratamiento médico a base de mercurio, habitual en la época y casi peor que la enfermedad). Pero los síntomas de desequilibrio mental de Schumann ya eran evidentes desde su juventud, antes de que cualquier síntoma de la sífilis pudiera haberse manifestado. Se entiende actualmente que padecía de trastorno bipolar (enfermedad maníaco-depresiva): la gran intensidad creativa de Schumann se concentraba en sus periodos de lucidez, de forma admirable: tan pronto como se restablecía de un período de enfermedad, se entregaba frenéticamente a la composición.
Angustiado por la epidemia de cólera que asolaba Europa por esas fechas, el 27 de febrero de 1854, Schumann se arroja al Rin; es rescatado a tiempo, pero su mente ya se ha perdido para siempre: es internado en un sanatorio cerca de Bonn, donde permanece hasta su muerte el 29 de julio de 1856. Tenía 46 años.
Una vez, terminando de ejecutar una de sus piezas para piano, le preguntaron: "¿Y qué significa?"; como única respuesta, Schumann volvió a tocarla.
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