
Se cree que los árabes hayan empezado a beber café en el siglo xv, pero a comienzos del siglo xvi la bebida fue prohibida por entenderse que violaba los principios del Corán, puesto que, curiosamente, se identificaba el café con el vino. A partir de entonces, el consumo de café aumentó vertiginosamente en todo el mundo árabe y se extendió a Egipto, Siria y Turquía. Los árabes llamaban al café con el mismo nombre genérico que usaban para el vino: kahwa, pero cuando la infusión llegó a Turquía su nombre cambió a kahvé. Cuando los mercaderes venecianos introdujeron el producto en Europa, su nombre cambió nuevamente a caffé y, desde el italiano, se extendió al español, francés y portugués café, al alemán Kaffee, al inglés coffee y al sueco kaffe.
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